La prohibición de bolsas de Olympia no salvará el medio ambiente

By TODD MYERS  | 
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Jul 25, 2019

Durante la última sesión legislativa, algunos funcionarios electos propusieron prohibir las bolsas de plástico en el estado de Washington, citando el peligro del plástico en el océano. El proyecto de ley no fue aprobado, y esa es quizá una buena noticia para el medio ambiente. Para reducir con éxito el plástico del océano, debemos ir a la raíz del problema.

Alrededor del 80 por ciento del plástico del océano proviene de países en desarrollo, donde la recolección de basura es pobre o inexistente. En estos países, el plástico desechado termina en el océano, contaminando los mares y dañando la vida marina. Los Estados Unidos es responsable de menos del uno por ciento de este plástico.

Al igual que muchos desafíos ambientales, donde el gobierno ha fallado, los innovadores en el libre mercado están resolviendo el problema. Un ejemplo es una organización al otro lado de la frontera que utiliza incentivos de mercado y el poder de organización de los teléfonos inteligentes para reducir el desperdicio de plástico, donde hace la mayor diferencia.

PlasticBank trabaja en países en desarrollo y paga a las personas para que recojan los desechos de  plástico y los puedan intercambiar en una ubicación comunitaria por bienes y servicios. Los participantes pueden cargar su teléfono celular, comprar comida u obtener combustible.

Y los habitantes de Washington pueden ayudar a estos esfuerzos. Las personas pueden pagar con PlasticBank para recuperar la cantidad de plástico que utiliza un consumidor típico en un año, alrededor de 84 kg según PlasticBank.

Recolectar esa cantidad de plástico en lugares como Indonesia o Filipinas cuesta alrededor de $ 44. El contribuir ayuda a garantizar a no añadir al problema de los plásticos oceánicos del mundo. Y, dado que las personas en el estado de Washington no contribuyen casi nada al problema, probablemente reduzca la cantidad de plástico oceánico.

Más sorprendente es lo que PlasticBank planea hacer con el plástico que recolecta.

En asociación con SC Johnson, el plástico se reciclará para usarse en botellas Windex a partir del próximo año. También podrá asegurarse que el plástico proviene de lo que PlasticBank denomina una "cadena de suministro ética", simplemente escaneando un código de barras en la parte posterior de la botella con su teléfono inteligente.

Lo bonito de PlasticBank es que evita activamente que el plástico llegue al océano, o incluso elimina el plástico del agua. En lugar de simplemente confiar en el altruismo, premia la administración ambiental. Crea un sistema autosuficiente y en expansión.

Empoderar y conectar a las personas que utilizan teléfonos inteligentes abre nuevas y amplias oportunidades para abordar problemas ambientales que antes no se podían resolver. Los teléfonos inteligentes no solo empoderan a las personas en los países en desarrollo al brindarles herramientas para rentabilizar la recolección de plástico, sino que también crean un mercado para esos plásticos.

Los teléfonos inteligentes han reducido radicalmente el costo de la colaboración ambiental. Los teléfonos inteligentes permiten a los consumidores conectar su propia preocupación ambiental con el progreso ambiental medible donde sea importante.

Como resultado, los programas como PlasticBank son superiores a los enfoques coercitivos como las prohibiciones de bolsas porque en realidad reducen la cantidad de plástico en el océano.

Llegan al problema donde se originan. Prohibir las bolsas de plástico en el estado de Washington para reducir la cantidad de plástico en el océano es un poco como buscar las llaves perdidas de su automóvil donde hay mejor luz, en lugar de donde las dejó caer. Washington ya cuenta con un buen sistema de desechos sólidos que evita que las bolsas lleguen al agua en primer lugar.

Algunos sostienen que incluso detener una pequeña cantidad de plástico es mejor que nada, pero eso supone que las alternativas sean mejores que las bolsas de plástico. Si embargo, la ciencia muestra abrumadoramente que eso no es cierto. Cambiar de bolsas de plástico a bolsas reutilizables, especialmente bolsas de algodón, aumentaría significativamente la contaminación del aire y el agua. Las agencias ambientales en el Reino Unido y Dinamarca han descubierto que las bolsas reutilizables crean cientos de veces más contaminación del agua que las bolsas de plástico.

Las prohibiciones de bolsas no son una solución seria para el plástico oceánico. Son solo señales de virtud. La solución seria ya está en la palma de su mano.

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